Me gustaría poner de relieve la importancia que se debe otorgar a la formación de profesorado.
La formación del personal docente hasta ahora está mal diseñada. Los profesores son titulados superiores de la materia que o bien acceden vocacionalmente o en otros casos por cuestiones de oportunidad. La capacitación docente y pedagógica no está suficientemente dimensionada en su formación. Con los nuevos planes de estudios del EEES, se diseñarán itinerarios especializados de cada titulación que forman al futuro docente en su materia, mediante formación de postgrado. Es evidente que incluso recién titulados de estudios superiores desconocen y son reticentes a innovaciones pedagógicas de tipo constructivistas centradas en el alumno. Normalmente desconocen nuevas formas de enseñar, pues solo conocen las que han vivido, que han sido presenciales, de transmisión de conocimientos y basadas en clases magistrales, donde el profesor imparte docencia y da indicaciones y/o ‘pistas’ precisas de lo que importa en los apuntes que se proveen al estudiante.
Fuera de si el Plan Bolonia es bueno o malo, creo que es indiscutible que la formación superior (también la secundaria y la formación profesional) necesitan de una puesta a punto en cuanto a la orientación pedagógica de sus enseñanzas. La universidad española, por norma general, adolece de un sistema arcaico de enseñanza, centrada en la presencia ‘pasiva’ del estudiante y la docencia directa del profesor. Enseñanzas basadas en estudio de apuntes y bibliografía que posteriormente es evaluada mediante exámenes puntuales.
No es que haya que pasar todo a e-learning pero si que hay que cambiar la mentalidad docente, que debe pasar de un sistema de clases magistrales a un sistema de aprendizaje de tipo constructitvista donde el estudiante ‘aprende a aprender’.