
Los finales descafeinados y sin emoción que pueden quedar bien en otras obras, aquí se realizan de forma incongruente y descaradamente poco elaborados. Si hablo de finales porque como es un mix de relatos al menos hay un par de ellos, una historia que termina de forma repentina y sin ton ni son y otro demasiado brusco pero suavizado por un «vamos a desayunar».
La moraleja final como en «Brooklin Follies» es que aunque la vida traiga problemas y desdichas, el mundo sigue girando y la vida continúa.
Un libro para incondiccionales de este autor, pero para quien no lo sea, no creo que sea un buen punto de partida para conocerlo.