Ahora ya a mi edad, que aunque no mucha tampoco es poca, me voy quitando alguna losa de mi enseñanza.
A tanto insistir en los estudios que algo es verdaderamente importante o bueno, se toma ya por obligación, imposición y carga.
Por ejemplo el que te hayan dicho cien mil veces que «Cien años de Soledad» de G.G.Márquez es una obra cumbre de literatura me llevó a no haberla leído nunca hasta hace bien poco, por pensar que sería con el tostón de leerte «La celestina» por obligación, estando en un castellano antiguo, cuando aún no había leído un solo libro en castellano actual.
Y voy me doy cuenta, que efectivamente es una obra, podemos decir, fuera de lo normal, digna de leerse y disfrutarse.
A veces el presentar algo como imprescindible y magnifico fuera de toda duda sin comentar el porqué, es algo contraproducente.
Hay clásicos que de veras merecen la pena, pero no basta con decrilo hay contarlo.