_Radiografía de la máquina de pensar_
Este libro se compone siguiendo un hilo argumental de cómo funciona el cerebro, sobre todo centrado en la experiencia de la conciencia humana, que parece ser que reside en el cortex cerebral, una superficie que extendida no es mucho mayor que un servilleta y de unos milímetros de grosor, formada por una inmensa rede de conexiones neuronales que se sobreponen a nuestros instintos mas básicos y que filtran y gestionan la información proveniente del cerebro ‘mas profundo’ y ancestral.
Una máquina muy avanzada, pero que también tiene sus problemas y enfermedades, como por ejemplo la ‘depresión’.
El libro acaba haciendo un esbozo de lo que todo este mecanismo supone para nuestra felicidad.
Un libro interesante, no demasiado científico, y que toca un tema muy interesante y actual.
Algunos párrafos:
Lo que nuestro cerebro interpreta
Si fuese niño vería seis delfines, no se preocupe, su mente no está pervertida. Es lo mas lógico y normal, sería mas problema si viese delfines desde un principio.
Pág 134.
Responsabilidad y Crueldad
En un experimento realizado por una universidad, un grupo de personas sometían sin pudor a castigos severos a otro grupo de voluntarios. Se les decía que lo hiciesen y aun observando el sufrimiento en la persona que lo sufría, no se negaban.
Resultaba que lo que ellos pensaban que eran otros voluntarios, eran actores simulando sufrimiento.
«Sometidos a una autoridad, las personas normales y corrientes pueden llegar a actuar con una crueldad extrema»…»libres del sentido de culpa, aparece el lado más oscuro de la naturaleza humana.» Pág. 154.
Patrones de percepción.
Nuestro cerebro trabaja con previsiones, tiene patrones para prever lo que puede suceder. Si vemos un señor con una bata blanca en un laboratorio que lleva un manzana, nuestro cerebro se prepara para ver un científico que analiza la manzana, o si el científico se la come no le resulta una sorpresa está preparado para ello. Pero, si lo que hace es intentar » enroscar la manzana en el casquillo de la luz», eso ya quizás no nos lo esperábamos, «para esa ridícula acción, nuestro cerebro no tendría patrón». Pág 176
Incertidumbre y curiosidad.
«La inteligencia se alimenta de la incertidumbre. Si no hubiera incertidumbre, todo estaría decidido de antemano, y nada excitaría nuestra curiosidad y la posibilidad de que sucedan o no determinados hechos.»
Estadística y conclusiones
«Las matemáticas han demostrado que siempre se puede buscar una correlación estadísticamente significativa entre dos hechos cualesquiera … Por ejemplo, si tenemos una muestra de varios millones de personas -y tiempo libre-, seguro que somos capaces de encontrar una relación entre el color del pelo y la ansiedad, o el perímetro de las caderas y la afición al cine, por ejemplo.» Pág. 336
La Felicidad
«No se empeñe en buscar un estado de felicidad permanente y constante. La felicidad es una emoción y, como tal, sus resortes saltan cuando se produce una situación concreta ¡Disfrútela entonces y no pretenda permanecer en ese limbo durante toda la vida! Si la felicidad o el estado de placentera alegría es un a emoción, será transitoria.»
«La felicidad es transitoria, si; pero tampoco existe la infelicidad eterna»…» tampoco hay mal que dure cien años. Ni siquiera dura unos meses.» Págs 401-402.
«Somos increíblemente capaces de cambiar nuestro punto de vista sobre el mundo para que nos haga sentir mejor respecto al mundo en el que nos encontramos.» «Los mecanismos de recuperación de la felicidad se activan cuando deben hacerlo». Pág. 405
«El cerebro no busca la felicidad … simplemente se ocupa de regular y gestionar los sucesos y las emociones», Pág 416.
«La felicidad no es cosa de la sociedad, … Es una aspiración y un deseo individual. Convénzase querido lector: a la sociedad le importa un cuerno su felicidad. A la sociedad le interesa que usted consuma y le interesa, además, que piense que el consumo le puede hacer feliz.» Pág. 417.
