Una tarde de estas, a medio camino entre la primavera y el otoño, de mayo lluvioso y nublado, recojo a mi hijo, sube al coche y dicharachero y alegre, mientras voy conduciendo, me cuenta que hay veces que se sienten puntos de calor y puntos de frío y que ahora al subir al coche es como estar en una burbuja de calor.
Se le nota que le gusta esa sensación, esa sensación de subir al coche calentito después de haber estado desagradablemente sufriendo una extraescolar de futbol y luego una de inglés.
Curioso es la forma como lo expresa, a sus 6 años, coméntándolo en modo impersonal y eso de sentir ‘puntos de frío y puntos de calor’ y la sensación e estar metido en una burbuja
Esa misma sensación que tantas veces sentimos todos al estar a buen cobijo, sintiendo un calorcito hogareño cuando el exterior es desapacible.
Esa sensación que ahora mismo experimento mientras os cuento esto, escribiendo desde mi portátil detrás de una cristalera de la Biblioteca de universidad, mientras se ve a los estudiantes en un constante entrar y salir, mientras se ve como el cielo pasa de estar despejado a tener negros nubarrones y al rato al reves.
Tardes de otoño en Mayo
